Koldo Fierro 

Biografía:
Koldo Fierro es el seudónimo de un colaborador de Yavendrás. Nos encanta su obra, y por eso la publicamos, y respetamos su decisión de no querer firmar sus trabajos con su nombre real. Según él, no busca notoriedad, tan sólo ayudar a unos amigos a enriquecer su web. ¡Y nosotros te lo agradecemos, Koldo!.

De todas formas, y debido a vuestro interés os vamos a facilitar algunos datos sobre él: nació en el año 1976 en Barcelona (España) y su formación no es de letras, por lo que no se dedica profesionalmente a nada parecido a la literatura. Es un hobby que tiene.

HE ESCRITO UNA BELLEZA

he escrito una belleza
pura
un poema infinito
perfecto
es tan bonito que a
salvo de cualquier crítica está
nadie lo verá
jamás
he escrito una belleza
que plasma mi visión del mundo
lo he escondido bien escondido
jamás nadie lo
encontrará
porque si alguien lo leyera por
casualidad
se desharía cual
humano
he escrito una belleza
está en mi mente
guardado
nadie lo puede
tocar

90.00%

votos positivos

Votos totales: 40

Comparte:

VALIÓ LA PENA

Caminos angostos
atravesados
piedras enormes
saltadas
calor, frío y lluvia
capeados
y soledad
vencida

todo
valió la pena
para llegar hasta ti

80.26%

votos positivos

Votos totales: 76

Comparte:

CREO VERTE EN CADA CHICA QUE...

Creo verte en cada chica que me cruzo por la calle. Me parece tu peinado, o un vestido tuyo, o aquella manera de caminar. Pero no, nunca eres tú, sólo un recuerdo que atraviesa mi mirada.

79.53%

votos positivos

Votos totales: 215

Comparte:

MI REGALO NO SE VE NO...

Mi regalo no se ve, no huele ni se toca. Tampoco sabe a nada ni hace ruido. Lo que yo te regalo es mi futuro contigo.

78.98%

votos positivos

Votos totales: 295

Comparte:

LOCO POR TI

Loco por ti
no es una peli
no es una canción
es mi pensamiento
cruzando esta habitación.

78.87%

votos positivos

Votos totales: 497

Comparte:

EL RODABALLO SIN NOMBRE

Un pececillo del mar se encontraba muy solo entre tanta bestia sin control. No tenía ni nombre. Lo llamaban rodaballo, pero rodaballos había muchos, así que a él ese nombre no le decía nada. El rodaballo sin nombre nadaba porque no sabía hacer otra cosa, aunque tampoco tenía muchas ganas, pues no sabía ni a dónde se dirigía ni para qué. Pero quedarse quieto no era una opción, porque en el fondo del mar, parado, encontraría a muchos enemigos que se lo querrían comer. Así que movía las aletas y observaba a su alrededor todo lo que pasaba, que aunque parecía mucho no era tanto. Sí, es cierto que siempre había cosas que lo distraían. De vez en cuando un par de cangrejos discutían, algún atún se comía un pez de su propio tamaño, o aparecía alguna enorme ballena. Pero esencialmente, nada de lo que pasaba era inesperado.
Cierto es también que no estaba del todo solo. De vez en cuando se cruzaba con algunos animales de su especie, a los que saludaba fugazmente, y a veces incluso, se quedaba un rato con ellos compartiendo alguna tarde de cacería. Comían alguna almeja y después, cada uno seguía su camino.

Un día, el rodaballo en cuestión decidió salir de su zona habitual de nado, dirigiéndose hacia aguas más frías. No supo muy bien porqué, quizá fuera por aburrimiento, quizá por espíritu aventurero, quizá por inconsciencia. Salió temprano, y hacia media mañana ya empezaba a arrepentirse de haberse marchado. A su alrededor aparecían grutas profundas y rocas oscuras, metros y metros sin peces, cuando de repente se topó con unas enormes medusas, que no había visto nunca. Les preguntó de donde venían pero no contestaron. Él siguió hacia adelante.
Sintiéndose cada vez más tranquilo, entendió que ya no volvería a su casa, más que nada porque no estaba dispuesto a pasar otra vez por aquella zona tétrica e inquietante. Apareció ya de noche en una playa, guiado por las corrientes cálidas que allí lo transportaron. Nuevos peces, de colores, encontró. Y allí decidió quedarse.

Al cabo de las semanas, el rodaballo seguía sintiéndose igual de solo. Allí él era tan raro como lo era en su lugar de origen, pero al menos, al haber hecho algo por cambiar su situación, se sentía liberado.
Entendiendo que su vida llegaba a su fin, decidió dedicarse a la pintura, pues no era buen cantante ni escritor, pero no se le daba mal lo de juntar colores. Y a partir de entonces, y hasta su muerte, pudo observarse en una playa cualquiera, a un pececillo dando vueltas extrañas para agitar el agua, removiendo la tierra, volteando conchas que encontraba a su paso, produciendo así lienzos marinos efímeros de azules, marrones y rayas de múltiples colores que intermitentemente modificaban el fondo marino, para poco después dejarlo en calma.

77.78%

votos positivos

Votos totales: 9

Comparte:

LA PEOR CONSECUENCIA DE UN DESAMOR...

La peor consecuencia de un desamor no es perder a la persona amada, sino pensar que ya no seremos capaces de encontrar a alguien que nos haga feliz.

77.63%

votos positivos

Votos totales: 295

Comparte:

EL PESCADOR

Una vez un pescador se fue a pescar como cada mañana, pero a diferencia de otras veces, salió a la mar sin su teléfono móvil. Para desgracia suya se perdió, y no pudiendo contactar con nadie, murió de hambre a los pocos días.

Antes de fallecer, agonizando, creyó que vivía en la época de los vikingos, en la que nadie tenía móvil. Sonrió, libre de culpa, y pudo morir sin creerse un estúpido.

77.15%

votos positivos

Votos totales: 534

Comparte:

LO APRENDO EN ESTE INSTANTE

Por entre los reflejos de la ventana
yo te veo despertarte,
eres mi vida, mi luz de la mañana
y lo aprendo en este instante:
yo nunca podré olvidarte
aunque decidieras hoy mismo
no volver jamás a mirarme.

76.74%

votos positivos

Votos totales: 847

Comparte:

SONRÍO Y LLORO

A veces siento tristeza y no lo entiendo
pues dinero y familia no me faltan
pues salud y amigos no me fallan

A veces siento alegría y no lo entiendo
pues no tengo quien me quiera
pues no tengo quien lo sepa

y sin embargo todos dicen: sonríe,
que las penas se irán diluyendo

Sonrío y lloro. Y no lo entiendo.

76.66%

votos positivos

Votos totales: 1495

Comparte:

Desde el 1 hasta el 10 de un total de 73 obras de Koldo Fierro

Añade tus comentarios