Franz Kafka
EL GESTO DE AMARGURA DEL HOMBRE...
El gesto de amargura del hombre es, con frecuencia, sólo el petrificado azoramiento de un niño.
QUIEN BUSCA NO HALLA PERO QUIEN...
Quien busca no halla, pero quien no busca es hallado.
NO DESESPERES NI SIQUIERA POR EL...
No desesperes, ni siquiera por el hecho de que no desesperas. Cuando todo parece terminado, surgen nuevas fuerzas. Esto significa que vives.
HAY PROBLEMAS QUE JAMÁS HUBIÉRAMOS RESUELTO...
Hay problemas que jamás hubiéramos resuelto si fueran realmente nuestros problemas.
SI EL LIBRO QUE LEEMOS NO...
Si el libro que leemos no nos despierta de un puñetazo en el cráneo, ¿para qué leerlo?. Un libro tiene que ser un hacha que rompa el mar de hielo que llevamos dentro.
UNA PEQUEÑA FÁBULA
¡Ay! -dijo el ratón-. El mundo se hace cada día más pequeño. Al principio era tan grande que le tenía miedo. Corría y corría y por cierto que me alegraba ver esos muros, a diestra y siniestra, en la distancia. Pero esas paredes se estrechan tan rápido que me encuentro en el último cuarto y ahí en el rincón está la trampa sobre la cual debo pasar.
-Todo lo que debes hacer es cambiar de rumbo -dijo el gato... y se lo comió.
CREER SIGNIFICA LIBERAR EN SÍ MISMO...
Creer significa liberar en sí mismo lo indestructible o mejor: liberarse o mejor aún: ser indestructible o mejor aún: ser.
EL MAL CONOCE EL BIEN PERO...
El mal conoce el bien, pero el bien no conoce el mal.
LO COTIDIANO EN SÍ MISMO ES...
Lo cotidiano en sí mismo es ya maravilloso. Yo no hago más que consignarlo.
BUITRES
Érase un buitre que me picoteaba los pies. Ya había desgarrado los zapatos y las medias y ahora me picoteaba los pies. Siempre tiraba un picotazo, volaba en círculos inquietos alrededor y luego proseguía la obra.
Pasó un señor, nos miró un rato y me preguntó por qué toleraba yo al buitre.
-Estoy indefenso -le dije- vino y empezó a picotearme, yo lo quise espantar y hasta pensé torcerle el pescuezo, pero estos animales son muy fuertes y quería saltarme a la cara. Preferí sacrificar los pies: ahora están casi hechos pedazos.
-No se deje atormentar -dijo el señor-, un tiro y el buitre se acabó.
-¿Le parece? -pregunté- ¿quiere encargarse del asunto?
-Encantado -dijo el señor- ; no tengo más que ir a casa a buscar el fusil, ¿Puede usted esperar media hora más?
- No sé -le respondí, y por un instante me quedé rígido de dolor; después añadí -: por favor, pruebe de todos modos.
-Bueno- dijo el señor- , voy a apurarme.
El buitre había escuchado tranquilamente nuestro diálogo y había dejado errar la mirada entre el señor y yo. Ahora vi que había comprendido todo: voló un poco, retrocedió para lograr el ímpetu necesario y como un atleta que arroja la jabalina encajó el pico en mi boca, profundamente. Al caer de espaldas sentí como una liberación; que en mi sangre, que colmaba todas las profundidades y que inundaba todas las riberas, el buitre irreparablemente se ahogaba.
Desde el 11 hasta el 20 de un total de 27 obras de Franz Kafka