Pablo Neruda 

Biografía:
Su nombre real era Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto (Parral, Región del Maule, 12 de julio de 1904 – Santiago, Región Metropolitana de Santiago, 23 de septiembre de 1973). Este poeta chileno está considerado como uno de los mejores que jamás ha escrito en la lengua de Cervantes. Ganador del premio Nobel de literatura en el año 1971, también ejerció como político en su país. En la obra de Neruda destaca el poemario "Veinte poemas de amor y una canción desesperada", publicado con tan sólo 19 años de edad, en el que combina el uso del verso alejandrino con el verso libre. Su poema más aclamado sea probablemente el número veinte de ese mismo libro ("Puedo escribir los versos más tristes está noche...").

¡CÓMO SABRÍA AMARTE MUJER CÓMO SABRÍA...

¡Cómo sabría amarte, mujer cómo sabría amarte, amarte como nadie supo jamás! Morir y todavía amarte más. Y todavía amarte más.

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LA ESTUDIANTE

Oh tú, más dulce, más interminable
que la dulzura, carnal enamorada
entre las sombras: de otros días
surges llenando de pesado polen
tu copa, en la delicia.
Desde la noche llena
de ultrajes, noche como el vino
desbocado, noche de oxidada púrpura
a ti caí como una torre herida,
y entre las pobres sábanas tu estrella
palpitó contra mí quemando el cielo.
Oh redes del jazmín, oh fuego físico
alimentado en esta nueva sombra,
tinieblas que tocamos apretando
la cintura central, golpeando el tiempo
con sanguinarias ráfagas de espigas.
Amor sin nada más, en el vacío
de una burbuja, amor con calles muertas,
amor, cuando murió toda la vida
y nos dejó encendiendo los rincones.
Mordí mujer, me hundí desvaneciéndome
desde mi fuerza, atesoré racimos,
y salí a caminar de beso en beso,
atado a las caricias, amarrado
a esta gruta de fría cabellera,
a estas piernas por labios recorridas:
hambriento entre los labios de la tierra,
devorando con labios devorados.

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POEMA 19... NIÑA MORENA Y ÁGIL...

Niña morena y ágil, el sol que hace las frutas,
el que cuaja los trigos, el que tuerce las algas,
hizo tu cuerpo alegre, tus luminosos ojos
y tu boca que tiene la sonrisa del agua.

Un sol negro y ansioso se te arrolla en las hebras
de la negra melena, cuando estiras los brazos.
Tú juegas con el sol como con un estero
y él te deja en los ojos dos oscuros remansos.

Niña morena y ágil, nada hacia ti me acerca.
Todo de ti me aleja, como del mediodía.
Eres la delirante juventud de la abeja,
la embriaguez de la ola, la fuerza de la espiga.

Mi corazón sombrío te busca, sin embargo,
y amo tu cuerpo alegre, tu voz suelta y delgada.
Mariposa morena dulce y definitiva
como el trigal y el sol, la amapola y el agua.

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ODA A LA EDAD

Yo no creo en la edad.

Todos los viejos
llevan
en los ojos
un niño,
y los niños
a veces
nos observan
como ancianos profundos.

Mediremos
la vida
por metros o kilómetros
o meses?
Tanto desde que naces?
Cuanto
debes andar
hasta que
como todos
en vez de caminarla por encima
descansemos, debajo de la tierra?

Al hombre, a la mujer
que consumaron
acciones, bondad, fuerza,
cólera, amor, ternura,
a los que verdaderamente
vivos
florecieron
y en su naturaleza maduraron,
no acerquemos nosotros
la medida
del tiempo
que tal vez
es otra cosa, un manto
mineral, un ave
planetaria, una flor,
otra cosa tal vez,
pero no una medida.

Tiempo, metal
o pájaro, flor
de largo pecíolo,
extiéndete
a lo largo
de los hombres,
florécelos
y lávalos
con
agua
abierta
o con sol escondido.
Te proclamo
camino
y no mortaja,
escala
pura
con peldaños
de aire,
traje sinceramente
renovado
por longitudinales
primaveras.

Ahora,
tiempo, te enrollo,
te deposito en mi
caja silvestre
y me voy a pescar
con tu hilo largo
los peces de la aurora!

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XXXI

A quién le puedo preguntar
Qué vine a hacer en este mundo?
Por qué me muevo sin querer,
Por qué no puedo estar inmóvil?
Por qué voy rodando sin ruedas,
Volando sin alas ni plumas,
Y qué me dio por transmigrar
Si viven en Chile mis huesos?

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XXIX

Qué distancia en metros redondos
Hay entre el sol y las naranjas?
Quién despierta a sol cuando duerme
Sobre su cama abrasadora?
Canta la tierra como un grillo
Entre la música celeste?
Verdad que es ancha la tristeza,
Delgada la melancolía?

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ODA AL INVIERNO

Entrelazado, cerca de Dios, recrea el viento/
y en girasoles termales danza y gira,
viento de altura de montaña, un viento frío,
viento de duna de desierto, cálido viento…
ambos se abrazan y se cruzan/ intimidando su silencio,
y allí es que nace/ la lluvia helada,
lluvia formada en lo secreto.

Al polo claro de la luna el sol se enciende,
refulge y trae con sus rayos el color verde,
un hemisferio de la tierra es conmovido
y nace en él la primavera con su vestido.

Viste natura de colores todas las cosas,
vuelan alegres por los aires las mariposas,
en mis pulmones respiro yo olor divino,
y el ambiente en su calor se siente vivo.

Al polo opaco de la luna el sol se apaga,
nubes cargadas de frialdad lo engalanan,
él pierde fuerza en su vigor y poderío,
y el mundo empieza a congelarse, a hacerse frío.

Veo los árboles desnudos sin sus hojas,
y avecillas que en sus ramas se acomodan,
la nieve que de un cielo blando va cayendo/
tiñendo en blanco aun mis ojos con su invierno.

La nieve juega con la brisa y zigzaguea,
hiela los ríos de ternura cuando los besa,
cae al unísono, al soplido de los vientos
y con su magia envuelve todo en su misterio.

Pero qué lerda se ve la vida en estos tiempos,
humo transpiran mis nasales sin quererlo,
tiembla la piel, vibra el amor con los latidos
y al corazón/ ganas le dan/ de ser querido.

Se ruborizan las estrellas al yo mirarlas,
la luna en cielo poco espeja para mimarla,
corren callados en las corrientes los pececillos,
de gris y blanco torna natura su vestido
y en las praderas ya blanqueadas duermen su fiesta
miles de bestias que en sus guaridas se congregan.

Puedo escuchar aves gorjeando en los cogollos,
oír los trinos de bellas voces en concierto,
el aullar del lobo manso y estepario/
sentir la brisa, que leve mueve, sus tiernos brazos.

Quien lo diría que hubiese vida en este tiempo,
de gelidez, de hallar refugio y de sustento,
tiempo de paz, tiempo de abrigo y dar abrazos,
tiempo en que el sol/ se va alejando/ de nuestros pasos.

Bueno es sentir en mí este frío que me tiembla,
sentir la nieve tocar mi cara con pureza,
volar en alma si se puede, volverme río aunque me hiele,
y estar por siempre enamorado del gris invierno,
fluyendo lento por las venas del ruin tiempo,
ser estación y ser divino y de natura su vestido
eso quisiera aunque el sol en sus intentos
el diluiría aun mi piel.

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ODA AL DÍA FELIZ

Esta vez dejadme
ser feliz,
nada ha pasado a nadie,
no estoy en parte alguna,
sucede solamente
que soy feliz
por los cuatro costados
del corazón, andando,
durmiendo o escribiendo.
Qué voy a hacerle, soy
feliz.
Soy más innumerable
que el pasto
en las praderas,
siento la piel como un árbol rugoso
y el agua abajo,
los pájaros arriba,
el mar como un anillo
en mi cintura,
hecha de pan y piedra la tierra
el aire canta como una guitarra.

Tú a mi lado en la arena
eres arena,
tú cantas y eres canto,
el mundo
es hoy mi alma,
canto y arena,
el mundo
es hoy tu boca,
dejadme
en tu boca y en la arena
ser feliz,
ser feliz porque si, porque respiro
y porque tú respiras,
ser feliz porque toco
tu rodilla
y es como si tocara
la piel azul del cielo
y su frescura.

Hoy dejadme
a mí solo
ser feliz,
con todos o sin todos,
ser feliz
con el pasto
y la arena,
ser feliz
con el aire y la tierra,
ser feliz,
contigo, con tu boca,
ser feliz.

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POEMA 01... CUERPO DE MUJER

Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos,
te pareces al mundo en tu actitud de entrega.
Mi cuerpo de labriego salvaje te socava
y hace saltar al hijo del fondo de la tierra.

Fui sólo como un túnel. De mí huían los pájaros,
y en mí la noche entraba en su invasión poderosa.
Para sobrevivirme te forjé como un arma,
como una flecha en mi arco, como una piedra en
mi honda.

Pero cae la hora de la venganza, y te amo.
Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme.
¡Ah los vasos del pecho! ¡Ah los ojos de ausencia!
¡Ah las rosas del pubis! ¡ Ah tu voz lenta y triste!

Cuerpo de mujer mía, persistiré en tu gracia.
Mi sed, mi ansia sin límite, mi camino indeciso!
Oscuros cauces donde la sed eterna sigue,
y la fatiga sigue y el dolor infinito.

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VIII

Qué cosa irrita a los volcanes
Qué escupen fuego, frío y furia?
Por qué Cristóbal Colón
No pudo descubrir a España?
Cuántas preguntas tiene un gato?
Las lágrimas que no se lloran
Esperan en pequeños lagos?
O serán ríos invisibles
Que corren hacia la tristeza?

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Desde el 51 hasta el 60 de un total de 99 obras de Pablo Neruda

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