15 Cuentos de Anónimo  

LUZ DE MAFASCA

La luz de Mafasca o luz del Carnero es una leyenda de origen canario, de gran tradición oral especialmente en Fuerteventura, que dice así:

Tras una duro día de trabajo, unos pastores que volvían a sus casas decidieron pararse para descansar y preparar un fuego con el que asar el carnero que acababan de matar.

Empezaron a recoger leña para preparar el fuego, y entre los restos recogidos encontraron una pequeña cruz de madera. Los pastores sabían que la tradición decía que en Fuerteventura se suele colocar una cruz en el lugar donde fallece una persona, pero con el hambre que tenían decidieron no hacer caso de aquella tradición, así que la tiraron al fuego para avivarlo.

De repente, cuando las llamas empezaron a consumir la cruz de madera, apareció una extraña luz que saltaba de un lado hacia otro, como si tuviese vida propia. Los pastores, muy asustados, huyeron corriendo como alma que lleva el diablo, pues era evidente que se trataba del alma del difunto para el cual habían clavado aquella cruz...

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LA MARIPOSA AZUL

Había una vez un viudo que vivía con sus dos hijas curiosas e inteligentes. Las niñas siempre hacían muchas preguntas, algunas las sabía responder, otras no. Quería darles la mejor educación, así que las mandó de vacaciones con un sabio que vivía en lo alto de una colina. Éste siempre contestaba a todas las preguntas sin ni siquiera dudar, por eso, las niñas decidieron inventar una que no pudiera responder. Una de ellas cogió una mariposa azul y le explicó a la otra que pondría al animal en sus manos y le preguntaría al sabio si estaba viva o muerta.

«Si dice que está muerta, abriré mis manos y la dejaré volar, pero si dice que está viva, la aplastaré. Así, sea cuál sea la respuesta, será equivocada».
Las dos niñas fueron a ver al sabio , que estaba meditando, y le hicieron la pregunta. «Tengo aquí una mariposa azul. Dígame, ¿está viva o muerta?». Muy calmadamente, éste respondió: «Eso depende de ti... Ella está en tus manos».

Moraleja: Así es nuestra vida, nuestro presente y nuestro futuro. No debemos culpar a nadie cuando algo falle, somos nosotros los responsables de nuestros logros y fracasos. Nuestra vida está en nuestras manos, como la mariposa azul... Nos toca a no­sotros escoger qué hacer con ella.

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LA CABEZA

No había dormido bien, sentía mi cuerpo cansado y mis ojos me ardían. Fue una mala noche, ya eran cuatro con la de ayer. Esperaba concentrarme en mi trabajo, sin embargo, cuando intentaba redactar alguna historia para el diario, una sensación de humedad cubría mi rostro.

No sabía lo que sucedía, me tranquilizaba el saber que contaba al menos con la compañía de Anubis, mi perro pit bull con quien me siento protegido en casa. Muchas veces por las noches he escuchado los ladridos de Anubis hacia el techo pero nunca logró ver lo que intenta atrapar.

En ocasiones me causa nervios cuando mi perro se altera tratando de escalar la pared del patio trasero, siento que algo intenta entrar pero el sueño me vence y me duermo.

Desde que vivo solo me las he arreglado con todo tipo de problemas pues mi casa yace a las afueras de la urbe, en una especie de terracería con un terreno baldío detrás. No tuve problemas con aceptar vivir aquí puesto que aprecio el silencio, o al menos de eso estaba seguro hasta que los ruidos espeluznantes se presentaron en la oscuridad.

Aún no puedo dejar de temblar por lo que sucedió apenas hace 2 noches, no he dormido, no dejo de llorar, aunque deje las luces prendidas no logro cerrar los ojos o más bien, no quiero. Ahora me encuentro en casa de mi tía quien me ha tratado de consolar por la pérdida de Anubis.

Hace dos noches justamente alrededor de la 1 am, estaba acostado navegando en Facebook cuando de pronto Anubis salió corriendo al patio trasero, ladrando con si se tratase de un demonio, ojalá hubiese sido eso, pero fue mucho peor.

Había dejado la puerta de atrás abierta por el calor intenso que había, entonces a lo lejos, en la oscuridad visualizaba la sombra de mi perro ladrando y tratando de atacar a una cosa que estaba en el suelo, parecía una masa deforme que se acercaba hacia la casa y que Anubis intentaba morder pero no lograba atraparlo.

Mis piernas comenzaron a temblar, intenté encender las luces pero por desgracia no funcionaban. Estaba paralizado, hipnotizado viendo cómo eso se dirigía hacia mí. Anubis enfurecido ladraba y con más fuerza se abalanzó sobre esa cosa que hacía un ruido extraño, como de alguien masticando con la boca abierta.

Entonces los ladridos se convirtieron en chillidos, aquella cosa que poco a poco iba visualizando mejor, estaba prendido de la trompa de mi perro que se revolcaba en el suelo, chillando y llorando. Tomé una pala que tenía a mi alcance y corrí hacia ellos, entonces toda mi piel se erizó y unas náuseas incontrolables se apoderaron de mí.

Dí el primer golpe, pero no podía dejar de sentir asco por aquella cosa gelatinosa de la que brotaba sangre de Anubis. Dí un golpe más fuerte y logré separarlos. Mandé de otro golpe a esa cosa lejos y me acerqué a mi pobre perro que yacía en el suelo quejándose.

Cuando lo alumbré con mi celular contemplé con sumo dolor que tu nariz había sido arrancada. Ahora con más rabia que miedo fui hacia esa masa que despedía un olor a podrido y con el flash de mi celular pude alumbrarlo...caí asqueado, era...una cabeza humana.

La luz de mi celular dejaba observar aquel rostro deforme con los ojos entreabiertos y unos dientes amarillentos que masticaban la nariz de Anubis. No me podía mover, solo alumbraba a aquel asqueroso ente.

Entonces comenzó a rodar, pasó cerca de mi pie, se detuvo a oler y yo con mi cuerpo, alma y mente en completo shock solo rezaba para que se alejara de mí. Seguí con la luz a esa cabeza que dejaba un camino de sangre que brotaba de su cuello amputado con pedazos de piel agitándose y rodó hasta mi perro que ya no se movía.

Comenzó a morderlo. Esas masticadas repugnantes y viscosas aún suenan en mis oídos. Por las noches siento que una cabeza humana rodará entre el monte del baldío, llegará detrás de mi almohada y comenzará a masticar mis ojos como lo hizo con Anubis.

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LA CASA ENCANTADA

Una joven soñó una noche que caminaba por un extraño sendero campesino, que ascendía por una colina boscosa cuya cima estaba coronada por una hermosa casita blanca, rodeada de un jardín. Incapaz de ocultar su placer, llamó a la puerta de la casa, que finalmente fue abierta por un hombre muy, muy anciano, con una larga barba blanca. En el momento en que ella empezaba a hablarle, despertó. Todos los detalles de este sueño permanecieron tan grabados en su memoria, que por espacio de varios días no pudo pensar en otra cosa. Después volvió a tener el mismo sueño en tres noches sucesivas. Y siempre despertaba en el instante en que iba a comenzar su conversación con el anciano.
Pocas semanas más tarde la joven se dirigía en automóvil a una fiesta de fin de semana. De pronto, tironeó la manga del conductor y le pidió que detuviera el auto. Allí, a la derecha del camino pavimentado, estaba el sendero campesino de su sueño.

-Espéreme un momento -suplicó, y echó a andar por el sendero, con el corazón latiéndole alocadamente.

Ya no se sintió sorprendida cuando el caminito subió enroscándose hasta la cima de la boscosa colina y la dejó ante la casa cuyos menores detalles recordaba ahora con tanta precisión. El mismo anciano del sueño respondía a su impaciente llamado.

-Dígame -dijo ella-, ¿se vende esta casa?

-Sí -respondió el hombre-, pero no le aconsejo que la compre. ¡Un fantasma, hija mía, frecuenta esta casa!

-Un fantasma -repitió la muchacha-. Santo Dios, ¿y quién es?

-Usted -dijo el anciano, y cerró suavemente la puerta.

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TIEMPO

Imagina que hay un banco que cada día te regala 86400 euros que debes gastar en el día. ¿Qué harías con ese dinero?.

Todos tenemos ese banco, se llama tiempo. Cada mañana nos son regalados 86400 segundos que vamos a tener que invertir a lo largo del día, pues no se pueden acumular.

Así pues, ten en cuenta el presente, es lo único que tienes.

Para entender el valor del tiempo, imagina lo que supone un año para un estudiante que repite curso. ¿Y un mes?. ¿Qué es un mes para una madre que tiene un hijo prematuro?. Imagina lo que supone una semana para el redactor jefe del dominical de un periódico. ¿Y un día?. ¿Qué es un día entero para un cirujano que tiene que realizar ocho operaciones en un solo día?. Y una hora, pregunta lo que es una hora a dos enamorados que están a punto de reencontrarse. Un minuto, quizá no sea nada, a menos que pierdas un avión por tan solo un minuto. ¿Y un segundo?. ¿Qué es un segundo para aquél que esquiva un accidente en el último momento?.

El tiempo presente es el único que importa. El pasado ya no está, y el futuro no ha llegado. Aprovéchalo.

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