293 Cuentos de Esopo
ZEUS Y LA TORTUGA
Para celebrar sus bodas, Zeus invitó a todos los animales. Sólo faltó la tortuga.
Intrigado por su ausencia, le preguntó al día siguiente:
- ¿Cómo solamente tú entre todos los animales no viniste a mi festín?
- ¡Hogar familiar, hogar ideal! - respondió la tortuga -.
Zeus, indignado contra ella, la condenó a llevar eternamente la casa a cuestas.
Moraleja: No nos encerremos en nuestro pequeño mundo. Ampliemos nuestro horizonte compartiendo sanamente con nuestro alrededor.
ZEUS Y EL TONEL DE LOS BIENES
Encerró Zeus todos los bienes en un tonel, dejándolo entre las manos de un hombre.
Este hombre, que era un curioso, levantó la tapa del tonel porque quería saber lo que había dentro, y al hacerlo, todos los bienes volaron hacia los dioses, menos la Esperanza.
Moraleja: De ahí que la esperanza es la satisfacción de los humanos, que les promete el regreso de los bienes desaparecidos.
EL LOBO FLAUTISTA Y EL CABRITO
Un cabrito se rezagó en el rebaño y fue alcanzado por un lobo que lo perseguía. Se volvió hacia éste y le dijo:
- Ya sé, señor lobo, que estoy condenado a ser tu almuerzo. Pero para no morir sin honor, toca la flauta y yo bailaré por última vez.
Y así lo hicieron, pero los perros, que no estaban lejos, oyeron el ruido y salieron a perseguir al lobo. Viendo la mala pasada, se dijo el lobo:
- Con sobrada razón me ha sucedido esto, porque siendo yo cazador, no debí meterme a flautista.
Moraleja: Cuando vayas a efectuar una nueva actividad, antes ten en cuenta tus capacidades y las circunstancias, para valorar si puedes salir adelante.
LA CIERVA EN LA GRUTA DEL LEÓN
Una cierva que huía de unos cazadores, llegó a una gruta donde no sabía que moraba un león.
Entrando en ella para esconderse, cayó en las garras del león.
Viéndose sin remedio perdida, exclamó:
- ¡Desdichada de mí! Huyendo de los hombres, caí en las garras de un feroz animal.
Moraleja: Si tratas de salir de un problema, busca que la salida no sea caer en otro peor.
LA MULA
Henchida de cebada, una mula (producto del cruce de asno y yegua) se puso a saltar, diciéndose a sí misma:
- Mi padre es un caballo veloz en la carretera, y yo me parezco en todo a él.
Pero llegó la ocasión en que la mula se vio obligada a correr.
Terminada la carrera, muy contrariada, se acordó de pronto de su verdadero padre: el sereno asno.
Moraleja: Siempre debemos reconocer nuestras raíces, respetando nuestras herencias y las ajenas.
EL CAMELLO VISTO POR PRIMERA VEZ
Cuando los humanos vieron por primera vez al camello, se asustaron, y atemorizados por su gran tamaño emprendieron la huída. Pero pasado el tiempo y viendo que era inofensivo, se envalentonaron y se acercaron a él.
Luego viendo poco a poco que el animal no conocía la cólera, llegaron a domesticarle hasta el punto de colocarle una brida, dándoselo a los niños para conducirlo.
Moraleja: Es natural que lo desconocido lo tratemos siempre con recelo y prudencia. Después de varias observaciones podremos tener un juicio mejor.
LA CABRA Y EL CABRERO
Llamaba un cabrero a sus cabras para llevarlas al establo. Una de ellas, al pasar por un rico pasto se detuvo, y el cabrero le lanzó una piedra, pero con tan mala suerte que le rompió un cuerno. Entonces el cabrero le suplicó a la cabra que no se lo contara al patrón, a lo que la cabra respondió:
- ¡Quisiera yo quedarme callada, mas no podría! ¡Bien claro está a la vista mi cuerno roto!.
Moraleja: Nunca niegues lo que bien se ve.
EL ATÚN Y EL DELFÍN
Viéndose un atún perseguido por un delfín, huía con gran estrépito. A punto de ser cogido, la fuerza de su salto le arrojó sin darse cuenta, sobre la orilla. Llevado por el mismo impulso, el delfín también terminó en el mismo sitio. Se volvió el atún y vio al delfín exhalando el último suspiro.
- No me importa morir - dijo -, porque veo morir conmigo al causante de mi muerte.
Moraleja: Sufrimos con menos dolor las desgracias que nos hacen padecer, cuando las vemos compartidas con quienes nos las causan.
EL CASTOR
El castor es un animal que vive en los pantanos. Ciertas de sus partes sirven, según dicen, para curar algunas enfermedades.
Por eso cuando se ve descubierto y perseguido para cortarle las partes, sabiendo por qué le persiguen, huye hasta alguna
distancia, sirviéndose de la rapidez de sus pies para conservarse intacto; pero cuando se ve perdido, él mismo corta sus partes, las arroja y salva de este modo su vida.
Moraleja: A veces deshacerse de algunas fortunas puede significar evitarse una tragedia.
LOS ÁRBOLES QUE QUERÍAN REY
Decididos un día los árboles a elegir un rey que los gobernara, dijeron al olivo:
- Reina en nosotros.
Y el olivo contestó:
- ¿Renunciar yo al líquido aceite que tanto aprecian en mí los dioses y los hombres, para ir a reinar entre los árboles?
Y los árboles buscaron a la higuera pidiéndole:
- Ven a reinar entre nosotros.
Y la higuera respondió igualmente:
- ¿Renunciar yo a la dulzura de mis frutos para ir a reinar entre vosotros?
Entonces los árboles dijeron al espino:
- Ven a reinar en nosotros.
Y el espino respondió a los árboles:
- Si en verdad queréis ungirme para reinar entre vosotros, venid a poneros bajo mi amparo, o si no que surja el fuego de la espina y devore los cedros del Líbano!
Moraleja: Quien no tiene buenos frutos que dar, lo malo que dé será para sufrimiento de los que le rodean.
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