Hermann Hesse
NOCHE DEL TEMPRANO ESTÍO
El cielo tormentoso,
y un tilo en el jardín,
en pie, tiembla.
Es tarde ya.
Un pálido relámpago
vemos en el estanque
permanecer, con ojos
grandes, humedecidos.
Las flores se mantienen
en tallo fluctuante
y afiladas guadañas
se acercan más y más.
El cielo tormentoso
trae un aire pesado.
Mi chica se estremece:
«¿Lo sientes tú también?»
VIDA DE UNA FLOR
Por la verde ronda de hojas ya se asoma
con temor infantil, y apenas mirar osa;
siente las ondas de luz que la cobijan,
y el azul incomprensible del cielo y del Verano.
Luz, viento y mariposas la cortejan; abre,
con la primera sonrisa, su ansioso corazón
hacia la vida, y aprende a entregarse,
como todo ser joven, a los sueños.
Más ahora ríe toda, arden sus colores
y en su cáliz asoma ya el dorado polen;
aprende a sentir el calor del mediodía
y, agotada, se inclina al lecho de hojas por la tarde.
Labios de mujer madura con sus bordes,
donde las líneas tiemblan por la edad ya presentida.
cálida florece al fin su risa, en cuyo fondo
amarga caducidad y hastío anidan.
Pero ya se ajan y reducen los pétalos,
ya cuelgan pesadamente sobre las semillas.
Palidecen los colores como espectros: el gran
secreto envuelve ya a la moribunda.
HAY QUIENES SE CONSIDERAN PERFECTOS PERO...
Hay quienes se consideran perfectos, pero es sólo porque exigen menos de sí mismos.
ESBOZOS
El viento del Otoño crepita frío entre los juncos secos,
envejecidos por el anochecer;
aleteando, las cornejas vuelan desde el sauce, tierra adentro.
Un viejo solitario se detiene un instante en una orilla,
siente el viento en sus cabellos, la noche y la nieve que se acercan,
desde la orilla en sombras mira la luz enfrente
donde entre nubes y lago la línea de la costa más lejana
todavía refulge en la cálida luz:
aúreo más allá, dichoso como el sueño y la poesía.
La mirada sostiene con firmeza en la fulgurante imagen,
piensa en la patria, recuerda sus buenos años,
ve palidecer el oro, lo ve extingirse,
se vuelve y, lentamente, se dirige
tierra adentro desde aquel sauce.
NO DIGAS DE NINGÚN SENTIMIENTO QUE...
No digas de ningún sentimiento que es pequeño o indigno. Vivimos de nuestros pobres, hermosos y magníficos sentimientos.
ODA A HÖLDERIN
Amigo de mi juventud, a ti regreso agradecido
ciertos atardeceres, cuando entre los saúcos
en el jardín que duerme suena sólo
la fuente susurrante.
Hoy nadie te conoce, amigo mío; en estos tiempo nuevos
muchos se han apartado del encanto tranquilo de la Hélade,
sin oraciones y sin dioses
prosaicamente el pueblo camina sobre el polvo.
Pero para una secreta multitud de absortos entrañables
a los que el dios llenó el alma de anhelos
aún suenan las canciones
de tu arpa divina.
Cansados del trabajo regresamos ansiosos
a la ambrosiaca noche de tu canto,
cuyas flotantes alas nos protegen
con un sueño dorado.
Y cuando nos encanta tu canción más ardiente se enciende,
más dolorosamente arde hacia el país dichoso del pasado
hacia los templos de los griegos
esta nostalgia que jamás termina.
SOBRE HIRSAU
Mientras descanso bajo los abedules
recuerdo tiempos ya pasados,
cuando con mi dolor adolescente
un mismo olor atravesaba el bosque.
En este lugar mismo, sobre el musgo,
tímido y ardoroso, yo soñaba
con una joven rubia y muy esbelta,
primera rosa para mi corona.
Pasado el tiempo envejeció mi sueño
y se alejó de mí. Mas otro sobrevino.
¡Cuánto hace ya que me dijera adiós!
¿Con quién se fue? ¿Quién fue?
Aún hoy no lo sé, solamente que era
graciosa, esbelta y rubia de cabellos.
LA FELICIDAD ES AMOR NO OTRA...
La felicidad es amor, no otra cosa. El que sabe amar es feliz.
Desde el 21 hasta el 28 de un total de 28 obras de Hermann Hesse