Miguel de Cervantes Saavedra
A DULCINEA DEL TOBOSO
¡Oh, quién tuviera, hermosa Dulcinea,
por más comodidad y más reposo,
a Miraflores puesto en el Toboso,
y trocara sus Londres con tu aldea!
¡Oh, quién de tus deseos y librea
alma y cuerpo adornara, y del famoso
caballero que hiciste venturoso
mirara alguna desigual pelea!
¡Oh, quién tan castamente se escapara
del señor Amadís como tú hiciste
del comedido hidalgo don Quijote!
Que así envidiada fuera, y no envidiara,
y fuera alegre el tiempo que fue triste,
y gozara los gustos sin escotes.
MÁS VALE LA PENA EN EL...
Más vale la pena en el rostro que la mancha en el corazón.
VIMOS EN JULIO OTRA SEMANA SANTA
Vimos en julio otra Semana Santa
atestada de ciertas cofradías,
que los soldados llaman compañías,
de quien el vulgo, no el inglés, se espanta.
Hubo de plumas muchedumbre tanta,
que en menos de catorce o quince días
volaron sus pigmeos y Golías,
y cayó su edificio por la planta.
Bramó el becerro, y púsoles en sarta;
tronó la tierra, oscurecióse el cielo,
amenazando una total ruina;
y al cabo, en Cádiz, con mesura harta,
ido ya el conde sin ningún recelo,
triunfando entró el gran duque de Medina.
SONETO DE GELASIA EN LA GALATEA
¿Quién dejará, del verde prado umbroso,
las frescas yerbas y las frescas fuentes?
¿Quién de seguir con pasos diligentes
la suelta liebre o jabalí cerdoso?
¿Quién, con el son amigo y sonoroso,
no detendrá las aves inocentes?
¿Quién, en las horas de la siesta, ardientes,
no buscará en las selvas el reposo,
por seguir los incendios, los temores,
los celos, iras, rabias, muertes, penas
del falso amor que tanto aflige al mundo?
Del campo son y han sido mis amores,
rosas son y jazmines mis cadenas,
libre nací, y en libertad me fundo.
EL AGRADECIMIENTO QUE SÓLO CONSISTE EN...
El agradecimiento que sólo consiste en el deseo es cosa muerta como es muerta la fe sin obras.
SONETO DE "LA GALATEA", LIBRO V, ERASTRO
Por ásperos caminos voy siguiendo
el fin dudoso de mi fantasía,
siempre en cerrada noche oscura y fría
las fuerzas de la vida consumiendo.
Y aunque morir me veo, no pretendo
salir un paso de la estrecha vía;
que en fe de la alta fe sin igual mía,
mayores miedos contrastar entiendo.
Mi fe es la luz que me señala el puerto
seguro a mi tormenta, y sola es ella
quien promete buen fin a mi viaje,
por más que el medio se me muestre incierto,
por más que el claro rayo de mi estrella
me encubra amor, y el cielo más me ultraje.
EPITAFIO
Aquí el valor de la española tierra,
aquí la flor de la francesa gente,
aquí quien concordó lo diferente,
de oliva coronando aquella guerra;
aquí en pequeño espacio veis se encierra
nuestro claro lucero de occidente;
aquí yace enterrada la excelente
causa que nuestro bien todo destierra.
Mirad quién es el mundo y su pujanza,
y cómo, de la más alegre vida,
la muerte lleva siempre la victoria;
también mirad la bienaventuranza
que goza nuestra reina esclarescida
en el eterno reino de la gloria.
DE LA VIRGEN SIN PAR, SANTA Y BENDITA
De la Virgen sin par, santa y bendita
(digo, de sus loores), justamente
haces el rico, sin igual presente
a la sin par cristiana Margarita.
Dándole, quedas rico, y queda escrita
tu fama en hojas de metal luciente,
que, a despecho y pesar del diligente
tiempo, será en sus fines infinita:
¡felice en el sujeto que escogiste,
dichoso en la ocasión que te dio el cielo
de dar a Virgen el virgíneo canto;
venturoso también porque heciste
que den las musas del hispano suelo
admiración al griego, al tusco espanto.
SONETO DE "LA GALATEA", LIBRO VI, LA GALATEA
Tanto cuanto el amor convida y llama
al alma con sus gustos de apariencia,
tanto más huye su mortal dolencia
quien sabe el nombre que le da la fama.
Y el pecho opuesto a su amorosa llama,
armado de una honesta resistencia,
poco puede empecerle su inclemencia,
poco su fuego y su rigor le inflama.
Segura está, quien nunca fue querida
ni supo querer bien, de aquella lengua
que en su deshonra se adelgaza y lima;
mas si el querer y el no querer da mengua,
¿en qué ejercicios pasará la vida
la que más que al vivir la honra estima?
SONETO DE "LA GITANILLA"
Cuando Preciosa el panderete toca,
y hiere el dulce son los aires vanos,
perlas son que derrama con las manos;
flores son que despide de la boca.
Suspensa el alma, y la cordura loca,
queda a los dulces actos sobrehumanos,
que, de limpios, de honestos y de sanos,
su fama al cielo levantado toca.
Colgadas del menor de sus cabellos
mil almas lleva, y a sus plantas tiene,
Amor, rendidas una y otra flecha.
Ciega y alumbra con sus soles bellos,
su imperio amor por ellos le mantiene,
y aún más grandezas de su ser sospecha.
Desde el 31 hasta el 40 de un total de 46 obras de Miguel de Cervantes Saavedra