10 Poemas de Eugenio de Andrade 

FRUTOS

Higos, fresas, manzanas,
melones, melocotones, cerezas,
peras, sandías, naranjas,
oh música de mis sentidos,
pura delicia de la lengua;
déjame ahora hablar
de la fruta que me fascina,
por el sabor, por el color,
por el aroma de sus sílabas:
mandarina, mandarina.

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UN AMIGO ES A VECES EL DESIERTO

Un amigo es a veces el desierto,
otras el agua.
Despréndete del ínfimo rumor
de agosto; no siempre
un cuerpo es el lugar de la furtiva
luz desnuda, de cargados
limoneros de pájaros
y el verano en el pelo;
en el follaje oscuro del sueño
es donde brilla
la piel mojada,
la floración difícil de la lengua.
Lo cierto es la palabra.

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LAS MANZANAS

Del alma sólo sé lo que sabe el cuerpo:
donde la esperanza y la gracia
aspiran al ardor
del fuego está la morada del hombre.
Ve cómo arden las manzanas
en la frágil luz del invierno.
Así debería ser una
casa: brillar en el crepúsculo
sin usura ni vileza
con la compañía de las manzanas.
Así: limpia, madura.

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EL AMOR

Estoy amándote como el frío
corta los labios.

Arrancando la raíz
a lo más diminuto de tus ríos.

Inundándote de dagas
de saliva esperma lumbre.

Estoy rodeado de agujas
tu boca más vulnerable.

Marcando en tus costados
el itinerario de la espuma.

Así es el amor: mortal y navegable.

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LLUVIA DE MARZO

La lluvia detrás de los cristales,
la lluvia de marzo,
encendida hasta los labios, danza.
Pero la maravilla
no es que la primavera llegue así
como si nada,
la maravilla son los versos
de Williams
sobre la rastrera y amarilla
flor de mostaza.

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LAS NUBES

A veces bailan en las colinas
o en los ojos de las tórtolas:
van hacia al sur, buscan
la luz fresca de las islas,
los pies diminutos de la lluvia,
el estallido del mar,
el olor juvenil de la leña
todavía verde y con resina,
el alma de las placitas,
los gorriones, el susurro del alba.

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POEMA A MI MADRE

En lo más hondo de ti,
sé que te he traicionado, madre.

Todo porque ya no soy
el niño dormido
en el fondo de tus ojos.

Todo porque tú ignoras
que hay lechos donde el frío no se para
y noches rumorosas de aguas matinales.

Por eso, a veces, las palabras que te digo
son duras, madre,
y nuestro amor es desdichado.

Todo porque perdí las rosas blancas
que apretaba junto al corazón
en el retrato enmarcado.

Si supieses cómo aún amo las rosas,
quizá no llenases tus horas de pesadillas.

Pero tú has olvidado muchas cosas;
te has olvidado de que mis piernas han crecido,
que todo mi cuerpo ha crecido,
¡y hasta mi corazón
se ha hecho enorme, madre!

Mira -¿quieres oírme?-
a veces todavía soy el niño
que se durmió en tus ojos;
aún aprieto contra el corazón
rosas tan blancas
como las que tienes en el retrato;

aún escucho tu voz:
Érase una vez una princesa
en medio de un naranjal...

Pero -sabes- la noche es enorme,
y todo mi cuerpo ha crecido.
He salido del marco,
he dado a beber mis ojos a las aves.

No me he olvidado de nada, madre.
Guardo tu voz dentro de mí.
Y te dejo las rosas.

Buenas noches. Yo me voy con las aves.

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AHORA VIVO MÁS CERCA DEL SOL

Ahora vivo más cerca del sol, los amigos
no saben el camino: es bueno
ser así de nadie
en las altas ramas, hermano
del canto exento de algún ave
de paso, reflejo de un reflejo,
contemporáneo
de cualquier mirada desprevenida,
solamente este ir y venir con las mareas,
ardor hecho de olvido,
polvo dulce a la flor de la espuma,
eso apenas.

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PRIMAVERA EN OXFORD

La floración:
el cuerpo magnífico
del viento nos trae el aroma
de la floración de las lilas
en las calles más íntimas de Oxford,
coronando
de alegría a los muchachos
que huyen en bicicleta bajo la lluvia
menuda y clara,
como si la luz corriese con ellos
hacia un encuentro nupcial
conmigo o con la vida.

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RECLINAS LA CARA EN LA MELANCOLÍA

Reclinas la cara en la melancolía y ni siquiera
oyes el ruiseñor. ¿O es la totovía?
Soportas mal el aire, dividido
entre la fidelidad que debes
a la tierra de tu madre y al casi blanco
azul donde el ave se pierde.
La música, digámoslo así,
fue siempre tu herida, mas también
sobre las dunas fue la exaltación
No oigas el ruiseñor. O la totovía.
Dentro de ti es
donde toda la música es ave.

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