Manuel Altolaguirre
MARES Y CIELOS DE MI SANGRE...
Mares y cielos de mi sangre tuya navegamos los dos. No me despiertes. No te despiertes, no, sueña la vida.
A PICASSO
Quien lentamente vivió
para su arte
me hace suplicarle al tiempo
que camine muy despacio.
Papeles, telas, murales,
señalados por sus manos,
permanecen.
¡Oh libertad prisionera!
¡Oh vida en muerte!
¡Salvador del tiempo!
¡Óyeme!
Quisiera llenar las horas
como tú las llenas,
con el mismo ímpetu y freno
de tus líneas y colores.
Yo quiero
que estos años,
los que faltan,
duren mucho.
(Y no lo digo por mí,
aunque tampoco
soy joven).
Lo digo por ti,
Picasso,
que mereces
tiempo lento,
para vivir
y pintar...
Y por mis ojos.
TARDE
El horizonte tiene
insectos y fragatas;
su piel de pez de río,
con sus cinco colores,
empalizada pone
al mar Mediterráneo,
que, espumas renovando,
con sus encajes borra
las pisadas gemelas
que dejas en la playa.
Algas del viento son
las cañas litorales,
cuyo sonido se une
al de las caracolas.
Como habichuela abierta;
mostrando su semilla,
la jábega te enseña
sus tuertes remadores.
Si tus trenzas crecieran,
rubias y horizontales,
qué buen faro serías
sobre el peñón del Cuervo,
cuando, enlutado el mundo
por la muerte del día,
el capitán del barco
una luz necesite.
Acariciando arenas
con tus pies y tu sombra,
esperas al marino
que, en bandeja con remos,
el mar ha de ofrecerte,
sin saber que tu amante
vive ya en otro mundo,
gozando la luz verde
del fondo de los mares.
DENTRO DE TI
¡Qué jardín visiones
intangibles, mi cuarto!
¡Qué delicada y fácil
la imagen de tu alma!
¡Qué parado mi cuerpo
por no enturbiar el aire!
Porque mucho te quise,
ahora te tengo clara
entre tantos confusos
sueños que te navegan.
Igual que a mi conciencia
la traspasan mis actos,
te surcan los recuerdos
gloriosos de tu vida.
Contigo, a veces, antes
—¿te acuerdas?—admiraba
en la vida tus bellos
límites exteriores.
Ahora dentro de ti
como en un cielo estoy,
en un cielo infinito,
con los que te quisieron.
ESTOY PERDIDO
Profeta de mis fines no dudaba
del mundo que pintó mi fantasía
en los grandes desiertos invisibles.
Reconcentrado y penetrante, solo,
mudo, predestinado, esclarecido,
mi aislamiento profundo, mi hondo centro,
mi sueño errante y soledad hundida,
se dilataban por lo inexistente,
hasta que vacilé cuando la duda
oscureció por dentro mi ceguera.
Un tacto oscuro entre mi ser y el mundo,
entre las dos tinieblas, definía
una ignorada juventud ardiente.
Encuéntrame en la noche. Estoy perdido.
AHORA
Ahora sé que eres tú.
Ahora, cuando no te siento,
cuando mis sentidos no te limitan.
Ahora es cuando te tengo.
OLVIDO
Ahora la luz no existe
ni vemos ya la rosa,
ni el niño, el hombre, el árbol,
ni la nube, ni el sol.
Dios mío, estoy
en tu Voz sin espacio ni tiempo,
entre otras voces tuyas creadoras.
¡Qué amor aquí, Dios mío!
¡Que posesión eterna de todo Tú!
Ahora me burlo de mi cuerpo,
de mi sensible cuerpo que cogía
líneas, perfumes, roces y sonidos,
queriendo despertarme
cuando yo desvelado vislumbraba,
más allá de la forma, tu reinado.
YA HE PERDIDO
Ya he perdido mi figura,
ya se desnudó mi sangre,
casi un alma soy, parecen
mis venas rojo ramaje.
Mis pies sedientos no pueden,
no deben ir a buscarte,
quieren beber de la tierra
agua de olvido bastante,
para que mis corazones
en otoño se derramen,
cuando la brisa los mueva
y el huracán los arrastre.
Hojas del árbol caídas
que irán lejos a encontrarte.
ABRAZO
Mi vida, no; las vidas,
mis generaciones,
mis estrellas todas,
las futuras memorias
donde estemos,
mi sangre con deleite
y un blanco olvido
de ceguera y de beso.
SECRETO
Recorre el amor mi verso,
baja y sube por sus hilos;
el corazón que lo impulsa
nunca lo dejo tranquilo,
que quiere vivir y late,
corazón propio, escondido
entre palabras que corren
por venas que son suspiros.
Mujer desnuda, el poema
guarda su secreto ritmo.
Quiero matarte, quisiera
que tu amor se hiciese río,
que tu voz se desangrara,
que perdiera ese continuo
ir y venir por un rostro
de rubores indecisos.
Nadie sabe lo que dice
el pensamiento escondido;
quiero que te desemboques,
que seas madre de ti mismo.
Desde el 11 hasta el 20 de un total de 29 obras de Manuel Altolaguirre