Esopo
EL PERRO Y LA ALMEJA
Un perro de esos acostumbrados a comer huevos, al ver una almeja, no lo pensó dos veces, y creyendo que se trataba de un huevo, se la tragó
inmediatamente. Desgarradas luego sus entrañas, se sintió muy mal y se dijo:
- Bien merecido lo tengo, por creer que todo lo que veo redondo son huevos.
Moraleja: A menudo los impulsos irreflexivos nos traen malas consecuencias.
EL BUEN REY LEÓN
Había un león que no era enojoso, ni cruel, ni violento, sino tratable y justo como una buena criatura, que llegó a ser el rey.
Bajo su reinado se celebró una reunión general de los animales para disculparse y recibir mutua satisfacción: el lobo dio la paz al cordero, la pantera al camello, el tigre al ciervo, la zorra a la liebre, etc. La tímida liebre dijo entonces:
- He anhelado ardorosamente ver llegar este día, a fin de que los débiles seamos respetados con justicia por los más fuertes.
E inmediatamente corrió lo mejor que pudo.
Moraleja: En un Estado en el que se practica la justicia, los humildes pueden morar tranquilos..., pero no deben atenerse.
EL ÁGUILA Y LA FLECHA
Estaba asentada un águila en el pico de un peñasco esperando por la llegada de las liebres. La vio un cazador, y lanzándole una flecha le atravesó su cuerpo. Viendo el águila entonces que la flecha estaba construida con plumas de su propia especie exclamó:
-¡Qué tristeza, terminar mis días por causa de las plumas de mi especie!
Moraleja: Más profundo es nuestro dolor cuando nos vencen con nuestras propias armas.
LA ZORRA A LA QUE SE LE LLENÓ SU VIENTRE
Una zorra hambrienta encontró en el tronco de una encina unos pedazos de carne y de pan que unos pastores habían dejado escondidos en una cavidad. Y entrando en dicha cavidad, se los comió todos.
Pero tanto comió y se le agrandó tanto el vientre que no pudo salir.
Empezó a gemir y a lamentarse del problema en que había caído.
Por casualidad pasó por allí otra zorra, y oyendo sus quejidos se le acercó y le preguntó que le ocurría. Cuando se enteró de lo acaecido, le dijo:
-¡ Pues quédate tranquila hermana hasta que vuelvas a tener la forma en que estabas, entonces de seguro podrás salir fácilmente sin problema!
Moraleja: Con paciencia se resuelven muchas dificultades.
LA ZORRA Y LA PANTERA
Disputaban otro día la zorra y la pantera acerca de su belleza.
La pantera alababa muy especialmente los especiales pintados de su piel.
Replicó entonces la zorra diciendo:
- ¡Mucho más hermosa me considero yo, no por las apariencias de mi cuerpo, sino más bien por mi espíritu!
Moraleja: Las cualidades del espíritu son preferibles a las del cuerpo.
HÉRCULES Y EL BOYERO
Conducía un boyero una carreta hacia una aldea, y la carreta se despeñó a un barranco profundo.
El boyero, en lugar de ayudar a los bueyes a salir de aquel trance, se quedó allí cruzado de brazos, invocando entre todos los dioses a Hércules, que era el de su mayor devoción. Llegó entonces Hércules y le dijo:
-¡Toma una rueda, hostiga a los bueyes y no invoques a los dioses si no hay esfuerzo de tu parte!
- Si no lo haces así, nos invocarás en vano.
Moraleja: La oración debe acompañarse siempre previamente de la acción.
LA CARRETA DE HERMES Y LOS MALVADOS
Conducía Hermes un día por toda la tierra una carreta cargada de mentiras, engaños y malas artes, distribuyendo en cada país una pequeña cantidad de su cargamento.
Más al llegar al país de los malvados, los astutos y los aprovechados, la carreta, según dicen, se atascó de pronto, y los habitantes del país, como si se tratara de una carga preciosa, saquearon el contenido de la carreta, sin dejar a Hermes seguir a los otros pueblos.
Moraleja: Por eso los malvados, los astutos y los aprovechados son los mayores mentirosos de la tierra.
LOS DELFINES, LA BALLENA Y LA CABALLA
Delfines y ballenas libraban entre sí una batalla. Como la lucha se prolongaba con encarnizamiento, una caballa (que es un pez pequeño) salió a la superficie y quiso reconciliarlos. Pero un delfín tomó la palabra y dijo:
- Nos humilla menos combatirnos y morir los unos por los otros, que tenerte a ti por mediador.
Moraleja: Hay personas sin valor alguno, que en épocas de confusión, se llegan a creer grandiosos.
LOS BIENES Y LOS MALES
Prevaliéndose de la debilidad de los Bienes, los Males los expulsaron de la Tierra, y los Bienes entonces subieron a los Cielos. Una vez estando allí preguntaron a Zeus cuál debía ser su conducta con respecto a los hombres. Les respondió el dios que no se presentaran a los mortales todos en conjunto, sino uno tras otro.
Esta es la razón por la que los Males, que viven continuamente entre los hombres, los asedian sin descanso, mientras que los Bienes, como descienden de los cielos, sólo se les acercan de vez en cuando.
Moraleja: Tengamos siempre presente que estamos continuamente acechados por los males para su acción inmediata, mientras que para recibir los bienes, debemos tener paciencia.
EL HOMBRE AL QUE MORDIÓ UN PERRO
Un perro mordió a un hombre, y éste corría por todo lado buscando quien le curara. Un vecino le dijo que mojara un pedazo de pan con la sangre de su herida y se lo arrojase al perro que lo mordió.
Pero el hombre herido respondió:
-¡Si así premiara al perro, todos los perros del pueblo vendrían a morderme!
Desde el 151 hasta el 160 de un total de 294 obras de Esopo