10 Poemas de Ricardo Palma
DIOS
La luz es la orla que ciñe tu manto,
tu planta infinita la esfera sin fin,
tu voz el murmullo más mágico y santo,
tu sombra las nubes henchidas de encanto,
tu aliento el aroma del nardo y jazmín.
Si airado rebrama fatídico el viento,
si trémula gime la brisa fugaz,
mi ser se conmueve ¡Señor! yo te siento
y á ti, en misterioso, veloz pensamiento,
mi espíritu implora seráfica paz.
Mi fe de cristiano no es ráfaga vana:
sin verte te adoro de hinojos ¡oh Dios!
Si el cielo azulado con tintes de grana
decora naciente la aurora galana,
yo admiro la lumbre que dejas en pos.
Mas ¡ah! te sentimos y no te miramos
que, al ver tanto brillo, tan gran majestad,
los que una mirada terrena gastamos
y á tí nuestra débil querella elevamos,
dejáranos ciegos tu espléndida faz.
¿QUIÉNES SON LOS MUERTOS?
No son los muertos los que en dulce calma
la paz disfrutan de la tumba fría;
muertos son los que tienen muerta el alma
y viven todavía.
No son los muertos, no, los que reciben
rayos de luz en sus despojos yertos;
los que mueren con honra son los vivos,
los que viven sin honra son los muertos.
La vida no es la que vivimos,
la vida es el honor, es el recuerdo,
por eso hay muertos que en el mundo viven
y hombres que viven en el mundo, muertos.
TORPEDO
Hablaba un diputado en el Congreso
de Lima, Quito, Bogotá o Santiago
pues fiel memoria de lugares no hago
y nada importa el sitio del suceso.
-Si queréis gloria, libertad, progreso,
a Roma contemplad. Mirad que estrago
causa el puñal de un Bruto dando en pago
de tiranía vil muerte a un obseso.
¡Y Roma se salvó! Mas un tunante
de aquellos que en la barra echan venablos
gritó, del aguardiente en los eructos:
Esa es grilla, señor preopinante
Si un bruto salvó a Roma, ¿cómo diablos
No salvan a esta patria tantos brutos?
DELEITE
Dicen los orientales, hermosa mía,
que mieles deliciosas la Arabia cría;
pero á tus labios,
reina de mis amores, hacen agravios.
Que tienen lo encendido de los corales
y el perfume exquisito de los rosales.
¡Dichosa suerte
en la miel de tu boca beber la muerte!
LA POESÍA
¿Es arte del demonio o brujería
Esto de escribir versos? – le decía,
No se si a Campomar o a Víctor Hugo
Un mozo de chirumen muy sin jugo.
Enséñame maestro, a hacer siquiera
Una oda chapucera.
“Es preciso no estar en sus cabales,
Para que un hombre aspire a ser poeta,
Pero en fin, es sencilla la receta.
Forme usted líneas de medidas iguales
Luego en fila las junta
Poniendo consonantes en la punta”.
-¿Y en el medio?- “¿en el medio?
¡Ese es el cuento!
Hay que poner talento”.
ÁLBUM
Tus labios rubíes y perlas tus dientes
dicen en sus versos vates decadentes;
pues ladrón me vuelvo, y a la mejor hora
me robo esa boca que tanto atesora,
la vendo a un joyero
y sale de pobre tu amigo sincero.
FAREWELL
La curva de los mares
dilata el horizonte,
y mi nativo monte
no alcanzo a contemplar
¡En él queda mi alma!
De muerte herida el alma
¡oh patria! te abandono a mi pesar.
Los malos se alborozan
cuando los buenos gimen;
arriba se halla el crimen
ceñido de laurel,
y un César se levanta
que, con inmunda planta,
holló de la República el dosel.
Me arroja al extranjero
mi fe en la Democracia;
allí de la desgracia
me espera amargo pan;
mas ¡patria que amo tanto!
tu nombre sacrosanto
mis labios sin cesar bendecirán.
Amiga cariñosa
del pobre peregrino,
no llores... El destino
nos juntará a los dos
La noche por el cielo
extiende ya su velo...
¡Patria, amores, adiós, adiós, adiós!
UNA VERDAD
Como en las tardes de enero
las flores del jazminero
del tallo se precipitan,
como lirios que, mecidos
por vientos embravecidos,
se marchitan;
así, mujer, una á una
perecen las alegrías
que encanto al alma ofrecieron
y queda sólo importuna
la memoria de esos días
¡ayl que fueron.
AL SOL
Espléndida hoguera que vas refulgente,
rasgando de oriente los diáfanos tules,
y en nubes azules tu faz trasparentas
y al orbe calientas;
¡oh sol de los Incas! si deben tus hijos
vivir en prolijos afanes profundos,
de la haz de los mundos mi patria tan cara,
incendia y separa.
SONETO
Tuvo un Judas el santo apostolado;
muchas tiene el riquísimo diamante;
la mujer cuanto hermosa es inconstante
y hay nubes en el éter azulado.
Nunca está satisfecho el gobernado,
ni jamás es feliz el gobernante;
no se vio sin peligros navegante,
ni se halló sin zozobras un casado.
No existió Paraíso sin manzana,
ni sin espinas el rosal frondoso,
ni redención sin cruz infamatoria.
¿A qué engreírte, pobre raza humana,
si el que blasonas tanlo orgullo odioso
es miseria, y no más, lodo y escoria?
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