Esopo
EL LABRADOR Y LAS GRULLAS
Algunas grullas escarbaban sobre terrenos recién sembrados con trigo.
Durante algún tiempo el labrador blandía una honda vacía, ahuyentándolas por el pánico que les producía.
Pero cuando las aves se dieron cuenta del truco, ya no se alejaban de su comida. El labrador, viendo esto, cargó su honda con piedras y mató muchas de las grullas.
Las supervivientes inmediatamente abandonaron el lugar, lamentándose diciendo unas a otras:
- Mejor nos vamos a Liliput, pues este hombre ya no contento con asustarnos, ha empezado a mostrarnos lo que realmente puede hacer.
Moraleja: Cuando las palabras no dan a entender, la acción sí lo hará.
LA ZORRA Y EL CANGREJO DE MAR
Queriendo mantener su vida solitaria, pero un poco diferente a la ya acostumbrada, salió un cangrejo del mar y se fue a vivir a la playa.
Lo vio una zorra hambrienta, y como no encontraba nada mejor para comer, corrió hacia él y lo capturó.
Entonces el cangrejo, ya listo para ser devorado exclamó:
- ¡Merezco todo esto, porque siendo yo animal del mar, he querido comportarme como si fuera de la tierra!
Moraleja: Si intentas entrar a terrenos desconocidos, toma primero las precauciones debidas, no vayas a ser derrotado por lo que no conoces.
LAS GALLINAS Y LA COMADREJA
Supo una comadreja de que en un corral había unas gallinas enfermas, y disfrazándose de médico, cogió los instrumentos del oficio y se acercó al gallinero. Ya en la puerta, preguntó a las gallinas que cómo les iba con su salud.
-¡Mucho mejor si tú te largas!- le respondieron.
Moraleja: A veces las apariencias llevan a engaño, por lo que la precaución suele ser buena consejera.
LA VIEJA Y EL MÉDICO
Una vieja enferma de la vista llamó con la promesa de pagarle, a un médico. Este se presentó en su casa, y cada vez que le aplicaba el ungüento no dejaba, mientras la vieja tenía los ojos cerrados, de robarle los muebles poco a poco.
Cuando ya no quedaba nada, terminó también la cura, y el médico reclamó el salario convenido. Se negó a pagar la vieja, y aquél la llevó ante los jueces. La vieja declaró que, en efecto, le había prometido el pago si le curaba la vista,
pero que su estado, después de la cura del médico había empeorado.
- Porque antes - dijo - veía todos los muebles que había en mi casa, y ahora no veo ninguno.
Moraleja: A los malvados, sus mismos actos los delatan.
EL CARNICERO Y LOS DOS JÓVENES
Hallábanse dos jóvenes comprando carne en el mismo establecimiento.
Viendo ocupado al carnicero en otro sitio, uno de los muchachos robó unos restos y los arrojó en el bolsillo del otro.
Al volverse el carnicero y notar la falta de los trozos, acusó a los dos muchachos.
Pero el que los había cogido juró que no los tenía, y el que los tenía juró que no los había cogido. Comprendiendo su argucia, les dijo el
carnicero:
- Podéis escapar de mí por un falso juramento, pero no escaparéis ante los dioses.
Moraleja: Los falsos juramentos no dejan de serlo aunque se disfracen de verdad.
EL CAZADOR MIEDOSO Y EL LEÑADOR
Buscando un cazador la pista de un león, preguntó a un leñador si había visto los pasos de la fiera y dónde tenía su cubil.
- Te señalaré el león mismo. -dijo el leñador.
- No, no busco el león, sino sólo la pista -repuso el cazador pálido de miedo y castañeteando los dientes -.
Moraleja: Si quieres ser atrevido en las palabras, con más razón debes ser valiente con los actos.
ZEUS Y LA SERPIENTE
Anunciadas las bodas de Zeus, todos los animales le honraron con presentes, cada uno según sus medios.
La serpiente subió hasta Zeus arrastrándose, con una rosa en la boca.
Más al verla dijo Zeus:
- De todos acepto sus presentes, pero no los quiero de tu boca.
Moraleja: No debemos confiarnos de las aparentes bondades de los malvados.
EL LOBO Y EL CORDERO EN EL TEMPLO
Dándose cuenta de que era perseguido por un lobo, un pequeño corderito decidió refugiarse en un templo cercano. Lo llamó el lobo y le dijo que si el sacrificador lo encontraba allí dentro, lo inmolaría a su dios.
- ¡Mejor así! - replicó el cordero - prefiero ser víctima para un dios a tener que perecer en tus colmillos.
Moraleja: Si sin remedio vamos a ser sacrificados, más nos vale que sea con el mayor honor.
LOS CARACOLES
Un joven se encontraba braseando unos caracoles. Al oír cómo crepitaban, exclamó:
- Menudos bichejos, tienen sus hogares en llamas ¡y todavía cantan!
Moraleja: Hacer burla mientras infringes dolor, es daño doble.
LA ZORRA Y EL PERRO
Penetró una zorra en un rebaño de corderos, y arrimando a su pecho a un pequeño corderillo, fingió acariciarle.
Llegó un perro de los que cuidaban el rebaño y le preguntó:
- ¿Qué estás haciendo?
- Le acaricio y juego con él - contestó con cara de inocencia.
- ¡ Pues suéltalo enseguida, si no quieres conocer mis mejores caricias!
Moraleja: Al que no está preparado lo delatan sus actos. Estudia y aprende con gusto y tendrás éxito en tu vida.
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